Anoche me monté en un taxi. No sé si sería por la cerveza; o porque me dolían tanto los pies que había desubicado mi cabeza. No lo sé. Pero me subí, deseé buenas noches al taxista, y me quedé en silencio, sentada en el asiento de atrás, como una estúpida.
Y el tipo, que olía a tabaco que tiraba para atrás (o igual era yo), en su infinita paciencia de chófer de borrachos y prostitutas, me preguntó "¿a dónde?"
A dónde....
¿Y sabe qué? No sé si sería por la cerveza, o porque me dolían tanto los pies que había desubicado mi cabeza; pero no recuerdo qué le respondí. Solo sé que anoche me monté en un taxi; que el sol ha salido hace 6 horas y que todavía sigo intentando adivinar hacia dónde quería ir.
Y el tipo, que olía a tabaco que tiraba para atrás (o igual era yo), en su infinita paciencia de chófer de borrachos y prostitutas, me preguntó "¿a dónde?"
A dónde....
¿Y sabe qué? No sé si sería por la cerveza, o porque me dolían tanto los pies que había desubicado mi cabeza; pero no recuerdo qué le respondí. Solo sé que anoche me monté en un taxi; que el sol ha salido hace 6 horas y que todavía sigo intentando adivinar hacia dónde quería ir.